19 septiembre 2003

]]][4] Nace como un canto dulce, con sabor a mermelada, con sabor a desayuno y pantostado en cualquiera de las mañanas que ya no se abren con un libro, o una caricia, o una frágil o leve conversación, o un simple beso o un hachazo; sino con un golpe de deo a cualquiera de los gotones on-off de nuestro hogar.

Nace como una lista abierta a los ojos tan habitualmente cerrados para todo lo fugaz, lo fotuito, lo azaroso, lo débil, lo no prácitco, lo no esperado, lo ansioso, lo inevitable, lo desastrado, lo no jocoso, lo no espectacular, lo sencillo de todos y cada uno de los días que pasamos junto a nuestras posesiones perdidas.

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