11 noviembre 2003

El primer día que toqué tus muslos


El primer día que toqué tus muslos...
y mi mano, ansiosa y torpe se deslizó
cabeza de puente entre mi deseo y tu cielo
no observé la paciente desidia de tu carne.
La ilusión, servida en plato inmediato
surge inquieta, presurosa, maldita
y atrae el desgarro de los músculos más fieros.
Ese soñar desrealizado, eterno e inmutable
transmutado en acto claro, real y palpable
ahogó la fantasía, siempre íntegra.
Hoy, el miedo a ejecutar es mayor.
Mañana, el temor a anhelar estará cautivo.
Pasadomañana, el pánico a aspirar será esclavo.
Todo devendrá desidia, densidad de corazón,
y el peso que mantendremos persistirá tan amargo,
será tal la quietud de nuestros miembros
que en estatuas móviles de acero, agrietadas
la inercia de la vida nos tornará
por la carga de nuestras cien mil pérdidas diarias.
El último día que toque tus pechos
descubrí el poder imaginario.
Quizá muera mañana de desapego y amargura,
pero tu cuerpo, estará presente para siempre
en una memoria, rota, por lo vivido.

No hay comentarios: